Algunos pediatras recomiendan que el bebé pase a dormir en su propio cuarto a los tres o cuatro meses, para que se vaya acostumbrando ya desde pequeño a dormir solito y si se despierta por la noche, vea como "normal" estar solo en su habitación.
Hay que inculcarle al niño una rutina que él asocie con el hecho de irse a dormir: baño-cena-juego/cuanto-cama, por ejemplo. Esa rutina debe alterarse lo menos posible.
Intentar no variar los horarios y hacerlo todo a la misma hora. Los fines de semana, procurar no variar los horarios de darle la cena, acostarle etc. Si no, lo que haremos será confundir al bebé.
Justo antes de acostarlo, el momento del juego o del cuento, mejor hacerlos fuera de su habitación, para que el niño asocie su cuarto sólo al momento del sueño o del descanso.
Una vez que pongamos al niño en su cuna, lo ideal es dejarlo despierto, para que él mismo aprenda a dormirse solito. Si permanecemos con él hasta que coge el sueño corremos un riesgo: que el niño se despierte en medio de la noche y espere encontrarse con la imagen con la que se durmió: el papá o la mamá.
Elegir un objeto u objetos que el niño tenga cerca todas las noches:un chupete, un osito, un móvil. Si el niño se despierta por la noche reconocerá "sus objetos" y se tranquilizará y dormirá de nuevo más fácilmente.
Para la mayoría de los niños el baño supone un placer y les relaja pero a otros les puede excitar. Si bañas a tu bebé por la noche y ves que no consigue dormirse, prueba a hacerlo por la mañana.
Si pones al bebé en la cuna y a los cinco minutos empieza a llorar, no acudas inmediatamente, espera unos minutos, aunque te cueste. Cuando vayas a verle, chequea que no le pase nada (que tenga frío o calor, sed, hambre, que esté mojado etc)y vuélvete a ir, sin esperar a que se duerma. Si sigue llorando, espera un poco más que la vez anterior para entrar de nuevo a la habitación.